Sylvia


Recién alquilé Sylvia, con Gwyneth Paltrow y Daniel Craig, dirigida por Christine Jeffs.

La muerte de Sylvia Plath fue un tanto menos lírica que la de Virginia Woolf o Alfonsina Storni, difuntas en el seno glorioso de un río y de un mar, respectivamente. (Y Calamaro canta: “Por la blanda arena que lame el mar/ tu pequeña huella no vuelve más…”) Así es: Sylvia Plath murió en la cocina de su casa, con el gas de la estufa. La suya pudo ser solamente la muerte de otra de ama de casa un poco más inconforme que el resto.

Y sin embargo no lo fue. Sylvia Plath era más que un ama de casa. Poetisa profunda, talento aniquilante... También ella buceadora, como la Woolf o la Storni, pero en las aguas de una desesperación más casera y más anónima, y por lo tanto, diga lo que se diga, más difícil. Buceadora de estufas…

Me sigue pareciendo la muerte de un poeta un poco más triste que la de los demás. No sé si es ilusorio o no. ¿Qué diablos es un poeta? ¿Por qué se ha mitificado el suicidio de Sylvia Plath? ¿Por qué hay homenajes en su nombre? (Y Ryan Adams canta: “How I wish I had a Sylvia Plath…”)

En todo caso, no vamos aclarar nada si no nos adentramos en la figura del poeta, en este caso de la poeta, tanto en vida como en obra.

La vida de Sylvia Plath fue marcada por su matrimonio con Ted Hughes, y según dictamina la película, era presa de ataques enfermizos de celos y codependencia.

Ciertamente la película es un intento esforzado de indagar en la figura de Sylvia Plath. No una película brillante, pero cumplidora, eso sí. Me parece que hay un acercamiento tenue al fenómeno de la depresión, pero debió ser más intenso, y debió investigarse más. Por otro lado, me parece que no se enfatizó asimismo lo suficiente sobre la escritura de Sylvia Plath. La directora puede responder a esto: “Es que este filme no es sobre su obra, sino sobre su vida”. Tratándose de un escritor, tal respuesta no tiene sentido. Su obra es su vida, y todo escritor digno de serlo quiere a la hora de su muerte ir al cielo, pero no al cielo de los justos, sino al de los poetas, que es un cielo distinto y más raro, en dónde los ángeles son abecedarios de oro.


(Columna publicada el 24 de agosto de 2004.)

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Como periodista, trabaja actualmente para los diarios locales El Siglo XXI y El Periódico, en donde desde el 2002 escribe una columna semanal (Buscando a Syd), y donde también trabajó durante varios años en la sección cultural. Asimismo mantuvo columnas permanentes de opinión de cine y literatura en los diarios El Quetzalteco y La República, y ha colaborado en diversas revistas, fanzines y publicaciones del medio.
 
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