Kill Bill

Dios mío, cuántos muertos puede apilar una película por el mero gusto de apilarlos. Muertos como gotas de lluvia sobre una ventana en una tarde lluviosa, muertos como gotas de sangre sobre la pantalla cinematográfica en una tarde de hastío.

Lo más difícil es encarar la decepción. Tarantino fue para nosotros, los niños de los noventa, un madrazo, un creativo madrazo. Hoy apenas alcanza a golpetear nuestro cerebro con algunas pocas intuiciones más desordenadas que otra cosa. ¿En qué momento el hijo pródigo de Reservoir Dogs o Pulp Fiction pasó a ser un mero simpatizante de cómics (con perdón de los cómics, se entiende)?

Errores. Los hemos visto. Gus Van Sant, Spike Lee. Cada uno a su modo nos decepcionó con una o dos películas. Pero nada tan continental, tan cósmico como esto. Una de las cartas del Tarot nos presenta a un señor que cae de su torre: la torre ha sido atacada por un rayo nefasto. Tarantino, refugiado en el solipsismo y autosuficiencia de su propio discernimiento, comienza a darse lujos.

Kill Bill. Primero vista en el cine. Qué infernal aburrimiento. Pero no sólo el aburrimiento, quiero decir: además de aburrido, estaba irritado. Uma Thurman baja inevitablemente en nuestra estima.

Es más o menos ahora cuando el crítico del crítico alega: “Esto es intencional. Tarantino está buscando lo chusco.” Ah, pero lo chusco es un proceso, una destilación. Chusca era Pulp Fiction. Pero qué nivel.

Por si las dudas, la volví a ver. Me costó 25 pesos, al lado del Portalito. Claro que el encuadre de la muestra pirata dejaba mucho qué desear, también el sonido. Pero en lo fundamental, estoy básicamente de acuerdo: la película sigue sin gustarme. Lo que hubiese podido ser el homenaje de todos los tiempos al cómic no deja de ser un experimento muy bien presupuestado para un hiperbólico banco de sangre.

No sé, me parece que se está descuidando, el muchacho.


(Columna publicada el 20 de marzo de 2004.)

3 comentarios:

RayNow dijo...

¿Será? yo también soy el típico noventero que engordó con chatarra como Pulp Fiction (y qué buena hartada!!!)y sigo pensando que Tarantino es un buen director. Kill Bill es un tributo al Spaggetti Western y a las licas d samurais d los japoneses (inventores d las manguereadas de sangre sobre las butacas). Aunque por ratos, es cierto, la lica se pierde en la pretensión. Al ver la segunda parte (de revoluciones más bajas) se ve el sarcasmo y la gracia, típicas de Tarantino, llevándonos a una historia absurda e inspiradora. Personalmente me agradó la lica esta. Aunque para muchos el Mainstream les da alergias y lo entiendo, a veces también mi sistema inmune falla...

Maurice Echeverría dijo...

La elegancia consiste en apropiarse de los géneros menores sin volverlos un personaje más de la obra, me parece. m.

Anónimo dijo...

CUALQUIERA. Primero aprende algo de cine y despues habla. Ademas, si algo no te gusta dejalo como tu propia opinion y no andes publicandolo por ahi, no le llegas ni a los talones

Como periodista, trabaja actualmente para los diarios locales El Siglo XXI y El Periódico, en donde desde el 2002 escribe una columna semanal (Buscando a Syd), y donde también trabajó durante varios años en la sección cultural. Asimismo mantuvo columnas permanentes de opinión de cine y literatura en los diarios El Quetzalteco y La República, y ha colaborado en diversas revistas, fanzines y publicaciones del medio.
 
Creative Commons License
La Cueva by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.