Fahrenheit 9/11

Este documental se constituyó como una antesala completamente propicia para las venideras elecciones en Estados Unidos. La película de Moore politizó a millones de norteamericanos (liberales y republicanos por igual) arrancándoles de un tajo cualquier amago de desinterés o fruslería. Los posicionó.

Lo primero es no dejarse timar. Y para no dejarse timar, es preciso leer entre líneas. Moore, más que un intelectual, es un psicólogo, un escrutador del comportamiento público. El footage de Bush en la escuelita gringa resulta, en mi opinión, de lo más importante que posee Fahrenheit 9/11. Si al escrutinio del psicólogo le añadimos la tenacidad del legalista, entonces tenemos ya un producto Moore: inductivo y a la vez metódico, tan balanceado que al final se vuelve desquiciante. La ironía y el sentido común forman una argamasa explosiva, como ya lo hicieran en el documental sobre Columbine. Además, Moore da la apariencia de ser un gordo querible, tu vecino de al lado.

Las acusaciones son llevadas a sus últimas consecuencias: Bush tiene nexos corporativos con la familia Bin Laden (Carlyle), y a fin de encubrir tales nexos, se vio envuelto en una serie de atrocidades y exageraciones políticas (Hussein) con el objeto de desviar la atención de los norteamericanos, etc. Bien: ya lo sabíamos, más o menos. Pero Moore, periodista nato, nos transporta al aquí/ahora del documental, dándole cuerpo verídico a nuestras ideas.

A Moore se le acusó de manipular en cierta medida el material audiovisual utilizado. En mi opinión, eso no es exacto. En cualquier caso, Moore ya me ha regalado el sentido común y ya me ha regalado la ironía; ya cuento con las herramientas para prescindir de cualquier cosa que juzgue sospechosa. Bush, en cambio, no me regala ninguna de estas cosas; es un dictador.


(Columna publicada el 26 de octubre de 2004.)

No hay comentarios:

Como periodista, trabaja actualmente para los diarios locales El Siglo XXI y El Periódico, en donde desde el 2002 escribe una columna semanal (Buscando a Syd), y donde también trabajó durante varios años en la sección cultural. Asimismo mantuvo columnas permanentes de opinión de cine y literatura en los diarios El Quetzalteco y La República, y ha colaborado en diversas revistas, fanzines y publicaciones del medio.
 
Creative Commons License
La Cueva by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.