Collateral


Alquilé, sin mayor emoción, esa película de nombre tan peliculesco, Collateral. Y lo menciono porque en verdad, con ese nombre, no dan ganas de verla. Uno se imagina otra cosa, un plot militar, algo parecido.

Me terminó gustando, más bien. Un asesino a sueldo (Tom Cruise) obliga a un taxista (Jaimie Foxx) a que conduzca por Los Angeles, mientras realiza su labor de matar gente.

De entrada, una idea intrigante. Pero además muy bien aterrizada, con sus respectivas, bien logradas vueltas de tuerca (el guión es de Stuart Beattie), una banda sonora impecable, actuaciones abundantes, tanto la de Foxx, pero asimismo la de Cruise, a quién siempre es agradable ver de villano (recordemos su Lestat, en Interview with the vampire). Un acierto de casting el haberlos puesto a trabajar juntos. También por allí Jada Pinkett Smith.

Entre muerto y muerto, asesino y taxista dialogan, intercambian, verbalizan. El asesino: un hombre práctico, sin ingenuidades morales, vitalista sin esperanza. El taxista: un hombre tras un porvenir y un rostro, un soñador presupuestado. Ambos
–ambas formas de estar en el mundo– se interpelan mutuamente.

Pero la película no deriva hacia lo filosófico, si es lo que están pensando. La acción
–Collateral es al fin una película de acción– prevalece y preside, y varias coreografías en este sentido lo mantienen a uno muy pegado al asiento, por ejemplo el tiroteo de la discoteca, un desmadre.

Collateral es un gran homenaje a la noche de Los Angeles: urbana, mineral, eternizada entre semáforo y semáforo. Michael Mann ha salvado su película de ser común y corriente sobre todo por eso: porque le ha dado a Los Angeles toda su dignidad nocturna, parpadeante, luminosa, neonizada, vaporosa, impersonal. La ciudad al aire libre, aunque también la –étnica o sedativa o zoológica– ciudad de los clubes en dónde la gente se encierra, y así no siente la muerte que espera en las autopistas.


(Columna publicada el 3 de mayo de 2005.)

No hay comentarios:

Como periodista, trabaja actualmente para los diarios locales El Siglo XXI y El Periódico, en donde desde el 2002 escribe una columna semanal (Buscando a Syd), y donde también trabajó durante varios años en la sección cultural. Asimismo mantuvo columnas permanentes de opinión de cine y literatura en los diarios El Quetzalteco y La República, y ha colaborado en diversas revistas, fanzines y publicaciones del medio.
 
Creative Commons License
La Cueva by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.