Peter Pan
Está la soledad respecto a los otros pero no es la única, ni por fuerza la más dolorosa. Hablaremos, ya que hablamos de Peter Pan, de la soledad del tiempo. El tiempo pasado nos ha dejado solos, el tiempo futuro nos abandona y el presente violentamente nos deserta. Peter Pan, el pirata, Wendy, respectivamente.
He visto la nueva versión cinematográfica de Peter Pan, he comprobado la pavorosa profundidad que ofrece esta historia. Los personajes todos son huérfanos de un tiempo, están solos. Y como ellos, nosotros.
Pero en realidad los personajes no son huérfanos de un tiempo solamente, sino de todos, de lo contrario la historia no pasaría de ser un mero y esquemático relato para niños. En cambio, es un gran relato para niños.
Toda la tragedia del ser humano se conjuga cuando el peso de los tres tiempos cae sobre su persona como una delación bíblica. El hombre puede perfectamente sufrir la soledad de un tiempo, de dos inclusive, pero nunca de tres. Cuando ello sucede, es que está muerto. Peter Pan es simultáneamente víctima de su pasado, de un presente y un futuro, y lo mismo puede decirse del resto de los personajes, y aquí hay una gran afrenta literaria, dramática. Solamente en los libros puede suceder esto de esta manera.
También hay un enfoque psicológico. Aquellos que no pueden traspasar el dilema del tiempo de una manera salubre generan una serie de enfermedades y sublimaciones. Incluso me parece que se habla del síndrome de Peter Pan. Un psicólogo no estará muy de acuerdo, yo pienso, con la resolución que toma Peter Pan de no volver al mundo normal. A mí me sigue pareciendo hermosamente trágico (en el sentido de que el personaje está marcado por una esencia y a un destino) y a la vez heroico (en el otro sentido de que Peter Pan elige justamente su tragedia, y lo hace con una sonrisa).
He ido a ver esta película con mi sobrinito, he comprobado su ansiedad biológica y limpia y su asombro. ¿Cuál es su tragedia, cuál su épica? No lo puedo saber, no puedo saber ni muy siquiera qué soy, he sido o seré, y eso me provoca la mayor de las incomodidades. El reloj/cocodrilo se acerca, persiste, implacable. Me queda muy poco tiempo para saber algo más, antes del punto final.
(Columna publicada el 17 de enero de 2004.)
He visto la nueva versión cinematográfica de Peter Pan, he comprobado la pavorosa profundidad que ofrece esta historia. Los personajes todos son huérfanos de un tiempo, están solos. Y como ellos, nosotros.
Pero en realidad los personajes no son huérfanos de un tiempo solamente, sino de todos, de lo contrario la historia no pasaría de ser un mero y esquemático relato para niños. En cambio, es un gran relato para niños.
Toda la tragedia del ser humano se conjuga cuando el peso de los tres tiempos cae sobre su persona como una delación bíblica. El hombre puede perfectamente sufrir la soledad de un tiempo, de dos inclusive, pero nunca de tres. Cuando ello sucede, es que está muerto. Peter Pan es simultáneamente víctima de su pasado, de un presente y un futuro, y lo mismo puede decirse del resto de los personajes, y aquí hay una gran afrenta literaria, dramática. Solamente en los libros puede suceder esto de esta manera.
También hay un enfoque psicológico. Aquellos que no pueden traspasar el dilema del tiempo de una manera salubre generan una serie de enfermedades y sublimaciones. Incluso me parece que se habla del síndrome de Peter Pan. Un psicólogo no estará muy de acuerdo, yo pienso, con la resolución que toma Peter Pan de no volver al mundo normal. A mí me sigue pareciendo hermosamente trágico (en el sentido de que el personaje está marcado por una esencia y a un destino) y a la vez heroico (en el otro sentido de que Peter Pan elige justamente su tragedia, y lo hace con una sonrisa).
He ido a ver esta película con mi sobrinito, he comprobado su ansiedad biológica y limpia y su asombro. ¿Cuál es su tragedia, cuál su épica? No lo puedo saber, no puedo saber ni muy siquiera qué soy, he sido o seré, y eso me provoca la mayor de las incomodidades. El reloj/cocodrilo se acerca, persiste, implacable. Me queda muy poco tiempo para saber algo más, antes del punto final.
(Columna publicada el 17 de enero de 2004.)
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