El Señor de los Anillos

En la “autobiografía razonada” de Fernando Savater, Mira por dónde, se dice que El Señor de los Anillos es “quizá la mejor adaptación nunca realizada de una obra literaria al cine”. El hecho de que lo diga Savater es irrelevante (en realidad cayó del pedestal en donde lo tenía puesto luego de escucharlo, unos meses atrás, en un hotel capitalino); pero no dejan de tener un asomo de razón estas palabras.

El domingo pasado le dieron a Peter Jackson el globo de oro por la última entrega de su trilogía, y es obvio que le espera un Oscar fulgurante. En otra ocasión, me molestaría bastante, pero creo que Jackson ha hecho un aporte impecable a la divulgación de la literatura fantástica (relegada, discriminada) y a la literatura en específico de Tolkien.

Me parece asimismo que es una película que contribuye a devolver a la gente a la región elemental de la niñez, es decir a la conciencia maniquea del Bien y del Mal, categorías que con frecuencia tienden a desaparecer con la edad, a menos que se perpetúen por medio de la religión, el mito: las grandes ficciones de la humanidad.

Puedo decir que yo esperé esta tercera entrega como lo hace un niño, sí, con esa majestuosa anticipación, con esa impaciencia. ¿Me correspondió la película? Sí y no. Me gocé más la primera, la segunda, pero puede ser que sólo sea porque la primera y la segunda prometían una continuación, y en cambio la tercera se ajusta a la resignada veta de un final. ¿No existen finales increíbles, apocalípticos…? Hace mucho tiempo que no los veo, o no me sorprenden. Quizá madurar es ceder absolutamente al proceso, al tránsito de la tierra al templo: no poner la última etapa por encima de las otras.

En todo caso: yo le recomendaría a cualquier ejemplar de banalidad humana, a cualquier ingrato espécimen, a cualquier mediocre o continuo perdedor, que fuese al cine a ver El Señor de los Anillos, siquiera para comprobar qué tan interesante es la ocupación de otros: hacer películas sobre mundos y fuerzas, magias y corajes, amores, irrealidades. Peter Jackson sí tiene algo de genio.


(Columna publicada el 31 de enero de 2004.)

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Como periodista, trabaja actualmente para los diarios locales El Siglo XXI y El Periódico, en donde desde el 2002 escribe una columna semanal (Buscando a Syd), y donde también trabajó durante varios años en la sección cultural. Asimismo mantuvo columnas permanentes de opinión de cine y literatura en los diarios El Quetzalteco y La República, y ha colaborado en diversas revistas, fanzines y publicaciones del medio.
 
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