Peck
Es costumbre: cada año el candor de los Oscar nos hace un divertido obituario de todos aquellos artistas de la gran pantalla que murieron, casi siempre viejos y enfermos, en el espacio de un año, es decir el año que media entre una edición de la ceremonia y la próxima. Es ya un momento imprescindible del gran público. Los artistas fallecidos (algunos en vida fueron muy conocidos, otros secundarios, otros insignificantes) son recordados con un por lo general efímero homenaje fotográfico, fílmico y musical, que dura nada, y es la recompensa de la Academia por una vida de trabajo. El próximo año le tocará su momento conmovedor a Gregory Peck, recientemente fallecido.
Los que sólo alcanzamos a vivir el último cuarto del siglo veinte recordaremos a Peck (o no) por sus intervenciones cinematográficas tardías, cuando estaba ya “en el rigor de la edad”, como diría Arreola, filo trémulo de lo senil, agregaría yo. Será un fotograma del Peck viejo, a veces desgarbado y a veces poderoso, pero viejo en suma, lo que acudirá a nuestra memoria (Peck nació en 1916). Será por ejemplo su actuación en Cape Fear (esto es: el remake de Scorsese, de 1991, aunque asímismo participó en la original, de allí la posible, admisible y perdonable confusión); y sobre todo su actuación en la adaptación de la novela de Carlos Fuentes Gringo Viejo, como el genial escritor norteamericano Ambrose Bierce (la película es de 1989).
A partir de The Omen (1976) para atrás ya será otro Peck el que aparece. Aquellos que recuerdan a este Peck netamente más joven son –como es evidente– más viejos (ya yo no formo parte de este segmento de población) y vivieron más adentro en el siglo veinte. De hecho, al adentrarnos aún más llegaremos a otros filmes como To Kill a Mockingbird (1962), adaptación de la novela de Harper Lee (Oscar para Peck), y Moby Dick (1956), adaptación esta vez de la novela de Melville, o la intrigante Spellbound, de 1945 y de Alfred Hitchcock (hizo otro filme con él).
La filmografia de Peck es vasta (unas sesenta películas) y cubrió todos los géneros: guerra, westerns, romance, comedia, etcétera. Esa filmografía le facilitó cinco nominaciones al Oscar. Le deben un homenaje apoteósico, lo menos, en la próxima edición. Un tributo a la memoria de Peck, pero también a la memoria de los que ya no nacieron en el siglo pasado, sino en éste, y tienen la difícil tarea de recordar a más muertos.
(25 de julio de 2003)
Los que sólo alcanzamos a vivir el último cuarto del siglo veinte recordaremos a Peck (o no) por sus intervenciones cinematográficas tardías, cuando estaba ya “en el rigor de la edad”, como diría Arreola, filo trémulo de lo senil, agregaría yo. Será un fotograma del Peck viejo, a veces desgarbado y a veces poderoso, pero viejo en suma, lo que acudirá a nuestra memoria (Peck nació en 1916). Será por ejemplo su actuación en Cape Fear (esto es: el remake de Scorsese, de 1991, aunque asímismo participó en la original, de allí la posible, admisible y perdonable confusión); y sobre todo su actuación en la adaptación de la novela de Carlos Fuentes Gringo Viejo, como el genial escritor norteamericano Ambrose Bierce (la película es de 1989).
A partir de The Omen (1976) para atrás ya será otro Peck el que aparece. Aquellos que recuerdan a este Peck netamente más joven son –como es evidente– más viejos (ya yo no formo parte de este segmento de población) y vivieron más adentro en el siglo veinte. De hecho, al adentrarnos aún más llegaremos a otros filmes como To Kill a Mockingbird (1962), adaptación de la novela de Harper Lee (Oscar para Peck), y Moby Dick (1956), adaptación esta vez de la novela de Melville, o la intrigante Spellbound, de 1945 y de Alfred Hitchcock (hizo otro filme con él).
La filmografia de Peck es vasta (unas sesenta películas) y cubrió todos los géneros: guerra, westerns, romance, comedia, etcétera. Esa filmografía le facilitó cinco nominaciones al Oscar. Le deben un homenaje apoteósico, lo menos, en la próxima edición. Un tributo a la memoria de Peck, pero también a la memoria de los que ya no nacieron en el siglo pasado, sino en éste, y tienen la difícil tarea de recordar a más muertos.
(25 de julio de 2003)
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