Lee mis labios
Alianza Francesa de Guatemala ha concretado en días recientes un ciclo de películas que se agradece. Más cuando se sabe más o menos de antemano que este tipo de empresas sólo es recibida por algunos pocos, como si se tratase de algún vago episodio iniciático. Estos ciclos nunca sacuden la estadística. Pero los pocos que acuden a ver los filmes lo hacen con intención, incluso unos con hambre.
Probablemente el ciclo no sea exhibido en Quetzaltenango (la exhortación queda en pie) y sin embargo me tomo un tiempo de mencionar una película de las presentadas. Si no llega la película, que al menos advenga el feed-back. De lo contrario, es la nada.
La película se llama Lee mis labios (Sur mes lèvres, en francés), y le corresponde al director –francés, entonces– Jacques Audiard, que juntó aquí a dos actores pujantes para formar un film noir más o menos comercial. Se trata de Emmanuelle Devos (Le Dèmènagement) y Vincent Cassel (El Odio, Juana de Arco). Devos hace de una secretaria sorda y deprimida que decide cambiar su vida miserable cuando entra en escena el exconvicto representado por Cassel. Ambos se ayudan mutuamente, ilícitamente.
El cine francés ya no es por fuerza para el espectador extranjero aquel cine de autor, solemne o genial, al cuál solíamos recurrir en reseñas inteligentes. Se ha establecido en la filmografía francesa una serie de películas más relajadas, menos pretenciosas, que las que estamos acostumbrados a ver en el anaquel-revelador-de-la-condición-y-perversión-humanas (películas en la veta de la franco-austriaca La pianista, galardonada en Cannes 2001).
Películas más relajadas como Los ríos púrpuras (Les rivières pourpres), en donde también aparece Cassel, junto a Jean Reno (El Gran Azul), haciendo de policía fresco y violento. Ahora bien, esto es posible –la banalidad– a condición solamente de tener a actores de porte llevando matizadamente el juego. En Sur les lèvres, el binomio Cassel/Devos funciona a cabalidad.
Esperamos que Alianza Francesa tenga el tino de llevar el ciclo a Quetzaltenango.
(9 de julio de 2003)
Probablemente el ciclo no sea exhibido en Quetzaltenango (la exhortación queda en pie) y sin embargo me tomo un tiempo de mencionar una película de las presentadas. Si no llega la película, que al menos advenga el feed-back. De lo contrario, es la nada.
La película se llama Lee mis labios (Sur mes lèvres, en francés), y le corresponde al director –francés, entonces– Jacques Audiard, que juntó aquí a dos actores pujantes para formar un film noir más o menos comercial. Se trata de Emmanuelle Devos (Le Dèmènagement) y Vincent Cassel (El Odio, Juana de Arco). Devos hace de una secretaria sorda y deprimida que decide cambiar su vida miserable cuando entra en escena el exconvicto representado por Cassel. Ambos se ayudan mutuamente, ilícitamente.
El cine francés ya no es por fuerza para el espectador extranjero aquel cine de autor, solemne o genial, al cuál solíamos recurrir en reseñas inteligentes. Se ha establecido en la filmografía francesa una serie de películas más relajadas, menos pretenciosas, que las que estamos acostumbrados a ver en el anaquel-revelador-de-la-condición-y-perversión-humanas (películas en la veta de la franco-austriaca La pianista, galardonada en Cannes 2001).
Películas más relajadas como Los ríos púrpuras (Les rivières pourpres), en donde también aparece Cassel, junto a Jean Reno (El Gran Azul), haciendo de policía fresco y violento. Ahora bien, esto es posible –la banalidad– a condición solamente de tener a actores de porte llevando matizadamente el juego. En Sur les lèvres, el binomio Cassel/Devos funciona a cabalidad.
Esperamos que Alianza Francesa tenga el tino de llevar el ciclo a Quetzaltenango.
(9 de julio de 2003)
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