Guapas, tontas y muy virtuosas

Ha vuelto la santa supertríada: Cameron Díaz, Drew Barrymore, y Lucy Liu, todas guapas, tontas y muy virtuosas. Los Ángeles de Charlie 2 arrasó fuerte, desplazando como a un insecto el gran monstruo verde de Ang Lee. Y por si fuera poco, aparece en el set Demi Moore (y curiosamente, Bruce Willis también) como la villana virtuosa, asimismo guapísima (los años y las cirugías han sido benevolentes con ella), y quizá menos tonta, siguiendo esa ley injusta pero duradera de que los resentidos siempre dan la impresión de ser menos tontos.

La película es lo más pelado de la estupidez americana, llevada a una extremidad en donde, al no haber posibilidad de enjuiciar la película como otra cosa sino como eso, la experiencia se vuelve agradable.

Las tres chicas recorren agua, tierra y aire –también fuego– y una retahíla considerable de gags muy propios de la película (se podría hablar de un humor Charlie). Muchos detalles humorosos que a veces alivianan la imparable continuidad de la acción, aprendida y talvez en alguna medida plagiada de la serie Bond, James Bond.

Pero el discípulo ha sobrepasado al maestro, y hoy cualquier quinceañero se podrá sentirse más identificado con estas tres chicas que con el específico Pierce Brosnan; por los efectos especiales, por ejemplo, que son tan brutales como los de la Matrix, pero además sin la pretensión filosófica; porque acuden a la cita más o menos todos los deportes extremos; por Cameron Díaz, que está demasiado bien, es decir demasiado buena.

Mucha piel, en general.

Al volverse una superpelícula taquillera, Charlie´s Angels nos borró de nuestro perímetro cultural la serie televisiva, lejos de recuperarla. El kitsch desplazó al kitsch. Solamente que el primero kitsch es ya potente animal, refinado en cuanto a efectos, brutal en su enfoque comercial. Es Darwin, es la evolución de las especies. Preciso distinguir entre estos dos grados de kitsch: el primero era concebido como tal, pero en el segundo hay un mayor grado de ironía, en el sentido de que se está burlando tácitamente del primero, y lo está explotando.


(Columna publicada en julio de 2003.)

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Como periodista, trabaja actualmente para los diarios locales El Siglo XXI y El Periódico, en donde desde el 2002 escribe una columna semanal (Buscando a Syd), y donde también trabajó durante varios años en la sección cultural. Asimismo mantuvo columnas permanentes de opinión de cine y literatura en los diarios El Quetzalteco y La República, y ha colaborado en diversas revistas, fanzines y publicaciones del medio.
 
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