Matrix reloaded


Tributo máximo a la simulación y videojuego hecho filme, Matrix quedará en la historia como el hito que consagró popularmente a la cibercultura. ¿Qué pasa, tan sólo, si nuestra realidad, nuestra segura, inastillable, concreta realidad, con sus desfalcos, amores, y festivales de cine, es de hecho un simulacro? El dilema es ambicioso. Para hacerlo creíble se inclinó la balanza por el lado de los más sutiles maquillajes por computadora y efectos especiales.

Si el Matrix alcanzó el título supremo de los pesos pesados es que cuenta con los recursos más frescos del vecindario, recursos que en esta ocasión tuvieron la delicadeza de patentar (pensemos que Charlie´s Angels, y hasta, bueno, Shrek sacaron tajada con la Matrix original). Las persecuciones magistrales, las coreografías desafiantes y las luchas minuciosas, de pronto lentas o quietas del todo y luego aceleradas y estrepitosas de nuevo… los discretos hermanos Wachowski lograron un menudo homenaje al vértigo.

Tributaria del mejor sci-fi (Philip K. Dick debería de figurar en los créditos de la película) y la cultura cómic, Matrix reloaded agitará por espacio de varias semanas a la afición. Sobre todo porque lo que originalmente era una historia única sobre las relaciones entre realidad y simulación, hoy se ha transformado en una épica desbordada, una cosmogonía fantasiosa y una revolución en donde traban amistad el tribalismo (con todo y una especie de rave incongruente en las visceras de la tierra), la religión y la ultratecnología. Vieja fórmula que ya hemos visto en otras piezas veteranas del género (Dune, la misma Guerra de las Galaxias).

Al ampliar la historia sobrevino la ola de defectos, el lastre. Lo que no había que abandonar eran las preguntas filosóficas y teológicas que planteaba la película, porque esas preguntas configuraban su lado profundo. Por el contrario, se le dio prioridad a la historia de amor entre Neo (Keanu Reeves) y Trinity (Carrie-Anne Moss). Empero, el espectador no recibe un duplicado del Matrix original. Es más: podrá incluso sentir que entiende mejor lo que sucede, que se enreda, que se interesa. La tercera secuela decide el paquete.


(28 de mayo de 2003)

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Como periodista, trabaja actualmente para los diarios locales El Siglo XXI y El Periódico, en donde desde el 2002 escribe una columna semanal (Buscando a Syd), y donde también trabajó durante varios años en la sección cultural. Asimismo mantuvo columnas permanentes de opinión de cine y literatura en los diarios El Quetzalteco y La República, y ha colaborado en diversas revistas, fanzines y publicaciones del medio.
 
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